Page 5 - Chopin Casa Natal
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Żelazowa Wola




                                       Casa Natal – pasado y presente


             El pueblo de Żelazowa Wola se sitúa en la región de Mazowsze, uno de los terri-
          torios históricos de Polonia que durante muchos siglos conservó un carácter particular, en
          consecuencia de la desintegración del estado polaco en el siglo XII. Fue en 1526 cuando
          Mazowsze se incluyó de forma permanente en el Reino de Polonia. En aquel mismo si-
          glo empieza la gran carrera de una de las ciudades de la región de Mazowsze: Varsovia.
          Varsovia es elegida la sede del monarca, lugar de deliberaciones de las asambleas
          generales de la Corona Polaca y el Gran Ducado de Lituania, así como lugar donde
          se celebran las elecciones de los reyes polacos. Desde aquel momento es una región
          cada vez más poblada.
             El paisaje de Mazowsze presenta grandes espacios de llanura con pequenas islas de
          verde. Algunas de ellas son restos de los antiguos parques que tiempos atrás rodeaban
          casas rústicas solariegas, de madera o piedra, y en algunas ocasiones incluso suntuosos
          palacios. Eran residencias de la nobleza mazoviana. Una de tales casas solariegas se en-
          contraba en el pueblo de Żelazowa Wola, cerca de la ciudad de Sochaczew, una antigua
          plaza fuerte de los príncipes de Mazowsze. A principios del XIX, tanto la casa como el
          pueblo del mismo nombre pertenecían a la familia de los condes Skarbek. Las casas so-
          lariegas de la nobleza, cubiertas por lo general con un techo a dos aguas, denominado
          polaco, con las entradas principales sostenidas por columnas, eran muy características
          del paisaje de la antigua Polonia. En las paredes colgaban retratos de los antepasados,
          lucían armas ricamente ornamentadas que hacían alusión al oficio militar, un deber de
          la casta nobiliaria, a veces en un rincón de la estancia, detrás de la puerta acristalada de
          un armario, se percibían lomos de libros. Allí transcurrían las vidas de las generaciones.
          Todos los días se rezaba delante de un cuadro sagrado, se sentaba a la mesa a las mismas
          horas de comer y cenar, al atardecer se reunía en el salón buscando descanso después
          de las fatigas del día, entreteniéndose con la conversación, juegos, visitas de los vecinos
          y la música. El curso de las ocupaciones cotidianas lo interrumpían momentos festivos,
          marcados con salidas a la iglesia parroquial. A veces acontecían sucesos extraordinarios,
          como nacimientos, bodas o entierros, también se producían acontecimientos importantes
          de carácter político que en ocasiones suponían cambio radical de la vida. Alrededor de
          la casa solariega crecían árboles: castanos y tilos. En verano ofrecían sombra y frescura,
          sonaban a voces de pájaros, mientras que en otono, tristes y agitados por el viento, invi-
          taban a quedarse en los cálidos interiores de la casa.
             En 1802, a una de tales casas, la de Żelazowa Wola, llega Nicolás Chopin. Proce-
          de de una familia de vinadores y aperadores residente en Marainville, en el sureste de
          Francia. Se establece en Polonia en 1787, a los dieciséis anos. El país le gustó y pronto se
          apegó a su nueva patria. En 1794, se alista en las tropas de la insurrección de Kościuszko,
          rebelión a mano armada contra el plan de tachar a Polonia de los mapas de Europa lle-
          vado a cabo por tres potencias vecinas, a saber: Rusia, Prusia y Austria. A Żelazowa Wola
          viene como ayo a quien se encarga la educación de los cuatro ninos de los propietarios

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